Quisiera darte un poquito más que solo palabras, caer por cada rincón de tu garganta, entregarte mis entrañas.
Que tus manos me encuentren, caudal, después de acariciar mi voz entrada la madrugada.
Hay preguntas que se asoman
Vidas que acechan las nuestras
Otras más que ya no las recuerdan
Pero aquí, entre hojas blancas, me entero cuán reconfortante es poder darte mi palabra
Entregarme por completo a la idea de recorrer tu espalda con mis labios cada mañana
De recibir también, tu palabra, como fe de que siempre tendremos esta mañana
Y sabiendo que somos entrañas hechas palabras llenas de risas y ganas, te entrego todas mis noches para alcanzarte en esta mañana
Todas mis voces para susurrarte al oído que mi cama es tu cama
Porque sí, tus manos me encuentran caudal
Y yo te entrego, nuevamente, palabras.