sábado, 7 de enero de 2017

Veintitantos.

Hay un par de cosas que han invadido tanto mi mente como mi corazón.
Hay un par de días que carecen de relevancia, 
pero que han hecho que ame esta vida mil veces más que la anterior.
Y es que hablar de universos paralelos 
o de la reencarnación 
se vuelve ameno,
rico, 
si se hace mirandose en tus ojos
que acobijan
que son lluvia y son sol.
Que me miran como si fuera la mujer más hermosa del mundo.
Porque contigo lo soy.
Soy y después soy contigo.
Y después de ser contigo, 
de abrazarte a mi pecho 
de acariciarte de la palabra hasta el beso,
caí en cuenta que no somos dos.
Siempre hemos sido 
y ser,
realmente ser,
 no se puede sin ser uno solo.

Me soltaste de la mano y yo corrí detrás de ti
como niño que se da cuenta cuan inseguro es el mundo sin que alguien le acompañe por él de la mano.
Entenderás que ir de la mano, es pensar en un camino
es construir puentes en caso de que se encuentre ante la adversidad de tener que atravezar ríos.

Por ti,

por tu boca

por tu ojo preciso

por tu palabra exácta

por tu locura y tu sensatéz

por tu voz y por tu silencio,

atravezaría cualquier océano

Sería estrella
en las horas negras

Sombra
cuando tus pasos tambalean

Y si bien no puedo ser palabra
te acercaría mi pluma y mi mano
en afán de salvar tus sentimientos
Que has ahogado a media garganta
Que hundes cuando parecen rebasarte

La palabra,
mi amor,
es un arma.

En el amor 
es la mejor,

En la vida
es la única que puede dañar tanto como puede sanar

La palabra y él
La palabra y tú.
Puente tan finito o infinito como lo logres construir.

Y a ti
te admiro por lo que has construido 
con la palabra.
Por lo que escribes 
con los ojos.
Lo que cuentas
con miradas.

Tu que has hecho de la vida más que un cuento para los nietos
Que has vivido lo que cualquiera vive en dos eternidades
Que has visto tu reflejo en los ojos más tristes
y has regresado de esos mundos todavia con una sonrisa.
todavía con fuerza
todavía con ganas.

A ti
hombre niño.
Niño hombre.

Con ojos de sol.
Con ojos de lluvia.

Con hombros fuertes y vista cansada.

A ti
te entrego los pedazos que he rescatado de mi alma.
Para que las comas
Y las vomites.

Que se mezclen con tus entrañas
y se hagan juntas una asquerosa pasta de viceral sentimiento.
Que sean horribles notas altisonantes
desgarrando los tímpanos de quien sea que ose querer entender nuestras voces en conjunto.

A ti
No necesito justificar mi afán por transgredir lo bonito, lo decoroso.
Somos, es lo importante
lo importante eres tú,
es lo genuino.
Es tu sonrisa en mis oídos.
son mis dedos sobre tu frente
son tus sueños más bonitos o los más grotescos fundidos con los míos.
Y confieso...
cada noche hecha alba, abrazada a tu pecho vale la vida
ésta y la que siga.

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