Insisto en hablar de ti.
Como un impulso, necio te asomas ante cualquier mención absurda.
Aterrizas noche a noche en mi cama.
Y te acaricio de la misma forma.
Noche a noche te haces sueño.
Me amaneces,
Y otra vez te espero.
El rocío de mi mar.
Puerto a este cuento.
Te hago mío con el afán de hacerte eterno.
De guardar tus manos.
Acariciarte el cuello.
Pero no eres mío.
No logro hacerte eterno.
Y solo me hago tuya en el intento.
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