Que allá, al otro lado del universo mis letras logran acompañarte en este camino cansado.
Y que mi brazo herido por fin sana.
Que sale de este yeso simbólico y que por fin te escribo con ambas manos.
Sueño una y otra vez con el eco de tu voz
Y al despertar olvido cómo sonaba.
A la sombra de tu silencio me acuesto, de lado.
Y retomo el camino que recorría antes de que llegaras.
Antes de que te fueras.
Antes de ser más que mis noches.
Cuando aún te fundías con mi voz durante el día.
Y nos hacíamos cosquillas por los rincones de cada historia que dejamos a medias.
Yo sí, te sigo leyendo.
Saboreo tu recuerdo en cada idea que me incrustaste
En las caricias que en mí confiaste
Hay deseos que no se logran disipar
Y acá al otro lado del deseo, te acompaño en el duelo
De nuestras vidas, del anhelo de querer vivirlas un poco más enteros.
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