El sol, sin pena llega. Carga de luz la obscuridad, sin miedo a equivocarse.
Su única voz, su luz
Que no necesita afirmación alguna
Que es por que es,
Que está demás preguntar porqué.
En cambio su amada, su astro lunar, llega de apoco, sin hacer mucho ruido.
Nunca alza la voz, harmoniosa, se desliza entre la obscuridad
Hasta el punto más alto, el más obscuro
Ahí a vista de su amado, astro solar
Ahí irradiada de la voz inequivoca
Ahí, se muestra bella, desafiante
Esperanza de viajeros, entre sus multiples siluetas
Anhelo de poetas, en el solemne intercambio entre dos eternos enamorados.
Complemento, indudablemente hechos para amarse.
Se aman libres, sin secretos.
No son luna ni sol
No son
Son en cuanto existe el otro
Que sin luz no se comprendería la obscuridad
Y sin ella, nuestro bello astro lunar dudaría del amor, de la convicción, de la veracidad de la voz de su amado
Que no necesita afirmación alguna
Que es por que es
Que está demás preguntar porqué.
Ella tranquila
Nunca alza la voz
Se desliza noche a noche entre la obscuridad
Llena solo de fe
Menguando solo de amor
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