Una es la de mi madre
Con las flores que nunca le he regalado ha hecho un hermoso jardín
Le da por persignarme en mis sueños
Por adentrarse tan profundo en mi psique
Que la considero, ahí, un peldaño.
Ha hecho de mis dedos puños
De mis muecas gestos
Y basta decir madre
Para tener su nudo en mi garganta
Mi pecho como extensión de su garganta
Asalta de pronto mis verdades
Y las disuelve
Haciéndo de mi voz una emboscada
A toda verdad totalizante
Hay dos voces siempre
Hechas mezcla
Confeccionadas con delicadas puntadas
Horrorizadas una de la otra
Acurrucadas siempre sobre la misma cama
Basta decir madre
Despertar de madrugada
Yo sin pistas
Ella sin duda
Me persigna sin verdades.
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