Camino entre las palabras que dejaste atrás. De las que ya
no te acuerdas pero que en mi trazan un camino que no camino a paso firme.
Tambaleo entre el, cayendo a veces. Abro paso por los senderos que parecían
intransitables, por caminos que recorrí quizá en sueños, que al despertar
olvidé solo para sumergirme en nuevos, irrecordables.
El recuerdo parece
ser lo único real. El recuerdo de tus palabras, que pude tocar solo al momento
en el que resbalaron de tus labios; hacia el olvido. Rescatadas entre mis manos
ardientes, fervientes de fe. La misma que crea la realidad del recuerdo. La fe
que tengo se me aparece borrosa, se desliza entre mis manos y no la puedo
sujetar con la fuerza que quisiera, o que debiera. Mis manos no son las mismas,
mi fe al igual que ellas se han arrugado entre la duda que da el placer del
tiempo. Argumentaría las veces incontables que te he sostenido entre mis brazos,
como reales; sin querer tener la razón. Entraría entre tu voz y colmaría el éxtasis
que produce posarse sobre cada sílaba. Argumentaría lo que fuera necesario, aun
sabiendo mis argumentos inútiles.
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