El tiempo ha muerto.
Para dar vida.
Para sembrar sabiduría.
Mi tiempo ha muerto, ha dejado de latir su corazón.
Han dejado de verme sus ojos, sus oídos sordos a mi llanto.
Ha muerto como morimos todos y ha dado paso al duelo.
Para dar ojos húmedos con los cuales observar la borrosa realidad.
Para reflexionar sobre los sueños, las expectativas de vida de cada cual.
Él; mi tiempo nuestro tiempo, se ha fundido con cada recuerdo, cada lenguetazo, cada "patita"...
Él; mi Kauitl ha muerto.
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