Nada como ver la cara de aquellos llenos, inundados en pensamiento
Que no miran nada a su alrededor, que caminan como en automático, sumados en sus preocupaciones o en sus anhelos que no se han logrado, o al menos no como quisiesen.
Sobra decir que la felicidad no se mide en logros, tal como la historia no se mide en causa/efecto, ni en relatos.
Mi historia se mide en caras desconocidas, en versos escritos, en cuentos perdidos, y tú.
Sí, tú.
Tú todo, pues hablar de ti como hombre, como voz, como duelo, te fragmenta y te hace algo que no eres. Algo que yo no pretendo. Quisiese plasmarte aquí como un todo. Sin presente ni pasado. Sin acentos, ni puntos finales. Ni prolongarte entre comas.
Te quiero tú. Te quiero tu.
Te quiero lejos o cercano pero en verso, en beso o lo que sea que me de un tú completo.
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