miércoles, 27 de julio de 2016

Azúl y verde.

Estoy tan sola como siempre,
los recuerdos no son y nunca han sido suficientes. 
Me siento a observarlos desde la lejanía que me concede el tiempo,
pues la distancia siempre es la misma.
Inexistente;
parametros medidos para aliviar, un poco, saberlo todo incalculable.
Llueve suave.
Califico y mido siempre erroneanmente.
Llueve y punto.
Si es rápido o lento ¿qué más da?
Si te amo o no te amo ¿qué más da?
Nos vivimos todo el tiempo. 
Las miradas y palabras son los besos.
Te penetro y me penetras entre gestos 
No hay más vida que esta.
No corras de prisa en busca de caricias malogradas.
No des vueltas a los recuerdos, corres el riesgo de acabar mareado, 
de saberte olvidado. De reunir uno a uno los momentos y al final ver que se han largado.
Hay vacios incomprensibles, que no alumbran sus misterio sino con opio, con licor.
El llanto se ha fatigado de rondar sin hacerse presente, 
la voz que ha rondado entre las lineas también se va, renuente, 
De saberlo todo y ser callados.
Llueve.
Suave.

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