Frío o calor.
Las sensaciones son así,
O blancas o negras.
El cuerpo sabe cuando algo quema, cuando algo hiela hasta los huesos.
Es fácil.
El cuerpo califica con facilidad
A no ser que se encuentre algún conductor interrumpido.
El cuerpo detecta,
califica lo que le hace daño con facilidad.
El alma no.
El alma,
Al encontrarse enamorada del astro solar,
de ser posible, volaría y se posaría sobre él. Extasiada bajo el infernal y dulce placer de haberse posado sobre el cuerpo de su amado.
El alma es perfectamente insensata.
Va por el mundo con el trayecto de un cometa,
Con la delicadeza de un aleteo final.
Sus aleteos enloquecen al hombre más sensato,
Al más templado.
El alma.
Razón de la humanidad.
Razón de delirio y de cordura, por igual.
Razón inequívoca para perderse entre ambas.
La mía va por ahí, entrando y saliendo
Perdida.
Riendo.
Encontrandome a ratos, entre delirios.
Perdiendo la cordura al son al que mi cuerpo pierde vida.
Y el cuerpo no perdona, muere tras caerse demasiadas veces.
El alma no.
Ella no.
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