Las noches frías me recuerdan a tu cuerpo junto al mío.
Entregados cada uno a la dulzura de yacer juntos bajo una misma sàbana.
Tu cuerpo es la materialización de mi obsesión por ti
Por tu honda sonrisa.
¡Cuánto he llorado por esa sonrisa!
¡Cuántas noches delirando por su ausencia!
Soy una luz que se opaca al hablar de ella,
Soy voz que no sabe de dónde viene, por que no sabe a dónde va.
Me he disuelto entre los recuerdos...
no sé cómo regresar.
A esta realidad, donde no estás.
O a aquella, donde tampoco,
Donde te creo, donde te mantengo intacto.
Sin error, sin verdad.
Te he llorado.
Lutando eternamente la pérdida de esa sonrisa.
Hoy la que cargas por ahí, da escalofríos.
Cuenta cuentos que no son los que quiero escuchar.
Reparte historias que no tienen que ver ya conmigo.
Y así, en cuestión de un poema mal escrito
he caído en cuenta que te has ido.
No hay retorno,
no hay forma de mentirme.
Te has ido.
Y todos piden libertad.
U olvido.
Tu pides ambos y ninguno.
Pides sueños, que no puedo más que ensoñar.
No me pides más.
Yo te pido todo.
Te has largado...
Y hoy, meses después de escribirte,
Y fallar cada vez,
Sé que te haz ido.
Lo repito
Lo repetiré.
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