viernes, 23 de diciembre de 2022

Dentro y fuera

Quiero creer que me lees aún.
Que allá, al otro lado del universo mis letras logran acompañarte en este camino cansado.
Y que mi brazo herido por fin sana. 
Que sale de este yeso simbólico y que por fin te escribo con ambas manos.
Sueño una y otra vez con el eco de tu voz
Y al despertar olvido cómo sonaba.
A la sombra de tu silencio me acuesto, de lado.
Y retomo el camino que recorría antes de que llegaras.
Antes de que te fueras.
Antes de ser más que mis noches. 
Cuando aún te fundías con mi voz durante el día. 
Y nos hacíamos cosquillas por los rincones de cada historia que dejamos a medias. 
Yo sí, te sigo leyendo. 
Saboreo tu recuerdo en cada idea que me incrustaste
En las caricias que en mí confiaste
Hay deseos que no se logran disipar
Y acá al otro lado del deseo, te acompaño en el duelo
De nuestras vidas, del anhelo de querer vivirlas un poco más enteros.

domingo, 30 de octubre de 2022

Cuentos

Probablemente me encuentres recitando nuestra historia

Corta.

Vanagloriando los momentos en que te tuve a solas

Es probable, también,

Que te mire a los ojos si te encuentro por las calles

Que me prenda de tu cuello.


Quizá me encuentres con las manos llenas de letras

Con un susurro que se convierte en canto

O simplemente convertida en cuento

Sin poder unir los labios


 Y si es así

Si has logrado ver mis palabras hechas llanto

Escurridas entre tinta, bailoteandome en el rostro

Si has trascendido hacia lo etéreo 

Si tus manos ya no encienden mi cuerpo

Y te leo hecho menos que un deseo

Mucho más que un capricho


Si aún te leo

Y yo, aquí,

Te escribo

Habrás cumplido el ser mío. 


Aunque te quede corta esa palabra

Y te conviertas en musa de otras

Y te acaricien como jamás yo lo logré

Y te hagan dios

Y verbo.


Aquí me encontrarías aún

Con tu nombre en mis labios

Tu seudónimo en la garganta

Y tu voz recorriendome la espalda.



sábado, 20 de agosto de 2022

Sueño.

 Insisto en hablar de ti.

Como un impulso, necio te asomas ante cualquier mención absurda.

Aterrizas noche a noche en mi cama.

Y te acaricio de la misma forma.

Noche a noche te haces sueño.

Me amaneces,

Y otra vez te espero.


El rocío de mi mar.

Puerto a este cuento.

Te hago mío con el afán de hacerte eterno.

De guardar tus manos.

Acariciarte el cuello.

Pero no eres mío.

No logro hacerte eterno.

Y solo me hago tuya en el intento.








Entre tú y yo, existen solo versos.

 - I 

Me desperté al sonido de la lluvia.

Y tu mirada me quemó como el primer día.

Te vi através del velo de esta realidad cansada. 

De calor y frío

De fuego y de mar

sal.


He hecho las pases con lo frío de tu ausencia.

Con el ensordecedor silencio de tus letras.

Y me quedan muy a medida las dudas eclipsadas que dejaste en mi buró. 


Hay desierto entre mis páginas.

Universos constelados por especies,

 y un semidios

dividido en dos.

Y me pregunto si soportaré llegar a una quinta Duna.

Si los ascensos colosales solo afianzan la idealización de tener propósito, aquí.

Caminar por esta vida con bastión de alegría.

Sentir aversión ante un episodio de melancolía.


- II 

Te hice verso desde el primer día. 

Bailando tu sonrisa entre tildes.

Cantando puntos suspensivos con alegría.


Hazme, tú, poeta.

Hazme tu poeta.

Hazme madre de melancolía.

Que tu voz me acompañe por desierto y me entregue a la orilla de la cordura que me falla. 


Quiero encontrarte, musa, entre las noches más largas.

Hacerte mío y luego soltarte de la mano.

Verte caer por la arena

y homenajear a nuestros muertos con la humedad del cuerpo.


Así te espero.

Musa, cuento, sueño.

Aquí te espero.

A la orilla de este viejo sueño,

enredada entre tu espacio

oscuro, negro.


Y vuelven las viejas dudas.

¿De qué color era tu pelo?

¿Cómo surcaban los pájaros el cielo? 







lunes, 3 de agosto de 2020

Consagrado a tu mirada.

Para comenzar a explicar lo que su mirada provocaba en mí, nos harían falta un par de cafés, 
una tarde asoleada.

Y para contarte lo que sus manos significaban, 
la precisión

la dulzura hecha carne. 

Y de esa carne hecha caricia feroz. 

Hablar del eco perpetuo que resonaba en mis caderas tras su roce, suave.

Para eso, para eso harían falta quizá, dos platos de pasta
y tu vacilante atención.

Habría que traer a la cuenta los primeros dias de excursión entre su mar de palabras
los caudales de historias.

Su mirada iría tomando protagonismo.
Con su porte recto

y su sonrisa asomándose, 
eterna, 
desde la comisura de su boca.

Habrían momentos en que desvaneciera
pero lo mágico, es que era eterna. 

Y aún con un toque de amargura, se asomaba.

Esa era su magia.

Y entre los días en que me hice cómplice. 
En los que aquella sonrisa era constante

me enteré que había un par de ojos que te asomaban aún más que ella, 
al pie de la magia.

Caer ahí es lo que cuesta una vida.

Son las milésimas entre la risa y el amor.

Y hacerse amor
decirse amor
Cuesta otro viaje, 
el de regreso.

Al regreso habrás pasado por su boca.
Y de su boca a la tuya.

Con altavoces por cuerdas.

Habrías hecho de la carne, verbo
descubriendo el gusto por aquel toque amargo 

que alcanzó a evaporarse a tu regreso.

miércoles, 4 de marzo de 2020

Nauseabundo.

Tuve la sensación de llegar a un lugar que todo mundo conoce.
Que este vacío en mis adentros no reflejaba más que un millón de sensaciones no proclamadas.

Sensaciones que nadie se atreve a expresar.
La incomodidad de mirar a un hombre sin un ojo,
El hastío de enlistarse a otro día de trabajo.
O el terrible vértigo de escuchar aquel nombre que te revuelve la vida.

Tuve esa sensación exponenciada a su centésima potencia y me quedé atónita.
Caminando entre un mar de gente con esos mismos pensamientos guardados.
Hechos bola y aventados en forma de fiesta y risas.

Y qué es la felicidad si no el rechazo a todo lo que nos revuelve el estómago,
La celebración de los polos que nos tocan el alma,
Con la música quedita que le da intro a una nueva escena, con un nuevo crush o un nuevo empleo.

Tuve la sensación de ir caminando por las orillas de mi cordura.
De asomarme con total cautela para avistar la maravillosa caída.

Detenerme,

Dar unos cuantos pasos de reversa y posicionar mis manos en forma de reverencia.

Tuve la sensación de estar viva.
De tocar mis manos con mis manos.
De escuchar mis pensamientos con mi pensamiento .

Y es que Sartre lo dijo,
La tragedia de estar vivo es saberse vivo.
Y ésta, la única forma de sentirse vivo.

miércoles, 31 de julio de 2019

Primer sacramento

He creído en lo sacro en su momento
He creído en la firmeza de mis pies sobre esta tierra
Y te he hecho mi emblema

Has sido en la noche mi vela
En desierto mi hoguera

Porque he creído en mi suerte
Que se hizo grande y me dió el valor de hacerte
De darte dos manos, dos pies y mi trote
Mi vaivén que grita madre
Y mis senos que lo susurran, suave

He creído en mis ganas
En la convicción de construir futuro sobre tu almohada
De acariciar pasado en tu apellido
Hecha tu madre y hecha mía

He creído en lo sacro por lo sagrado de esta sangre
Derramada por tus venas
Mezclada con la magía del amor hecho carne
Y te digo madre
Y me digo madre

Para las voces no hay más que la palabra
Para la fe no hay más que la voluntad
Yo no nací para ser madre
Y hoy no tengo ni pizca de niña, de mujer, de amante
Tengo dos pies, dos manos y mi trote que grita madre.