viernes, 21 de abril de 2023

Te quiero cielo.

Quiero darte lo que se guardó entre los pliegues de mi espalda

Lo que dejaste ahí olvidado, desde el primer día. 


Quisiera que sintieras lo profundo que se posa el sol sobre mi rostro.

Que entendieras que cuando digo cielo, es por que te quiero cielo. 

Que no hay otro modo de alcanzar el vuelo.

Que no sea por cielo.

Y que tú, 

Cielo

Eres la aurora.

Y yo el canto. 


Y aquí

Entre suaves tonos 

Entrego el alardeo de mis palabras 

A ti,

Cielo.


Luz de gris melancolía

De ver al mundo hecho

Sin saber de qué. 

Pero completo.

Con dos pies

Dos manos.


Te traigo pedazos de ideas muy mías

De ideas de un cielo

Ideas de ti

Cielo. 

Y me convierto en la voz

El verbo. 


Quisiera que sintieras mis sueños entre las sábanas

Que entendieras lo que sueño cuando sueño, 

Cielo.

Cuando sueño cielo. 

Que hay infinitos soles

Hechos risas

Tuyas

Mías.


Y sigues siendo dulce melancolía.

La miel que escurre de mis letras

Que salen tras nombrarte

Que salen al buscarte,

Cielo.

domingo, 16 de abril de 2023

Entre todos los hoys.

 Hoy hay tiempo de sentarse a beberse un café. 

Que nunca sirven tan caliente como se quiere... 

O que se enfría demasiado pronto, 

Quizá, el tiempo es

Nuevamente 

El problema. 


Pasa, que mis ojos, 

hoy no se logran llenar de lágrimas

Pasa, que hoy,

Entre todos los hoys

Me he comido un mousse sin culpa

Me he sentado sola

Y he creído en la compañía de mi pluma

En el refugio de mis palabras 

Externadas entre puntos y comas

Dándole

Como siempre 

Su lugar y su importancia al compás del tiempo. 


Hay en mí, tantos anhelos

Corren por cada vaiven de mi cintura

Anidando entre los muslos que se alimentan de la culpa de la sublime experiencia del cacao.


Quien conoce mis secretos

Sabe la locura que es hablar del cacao desde la culpa


Hoy me sentí llena, plena

Y pude reconocer que hace meses solo me llenaba de culpa-ajena.

Hoy hay tiempo de sentarse a beberse un café.

De pedir un mousse de chocolate

Reconocer el pesar y dirigir el corazón hacia otra dirección.

Hoy.

Hoy.

Corrí otra vez. 

Escapé de este refugio. 

Refugio que yo misma acondicioné.

Monté guardia y fue impossible sacarle la vuelta, sin realmente mirarme. 

¿Quién había sido antes de aquí? 

¿Quién colocó cada peldaño para subir hasta aquí? 


Corrí tantas veces, que el espacio se hacía cada vez más infinito

Sí, aunque se me mire con desaprobación por extender una instancia ya infinitamente extendida; 

Afirmo, que aquí, lo eterno tenía una cualidad más allá de lo eterno. 

Y mi ayer, se fundía con el mañana

Y el hoy, se desvanecía al pensar,

Constante, 

En los mañanas.

Llenos de fe y esperanza. 

Si se les combina con los ayeres, ganan más luz y se vuelven en el más puro de los ideales. 


¿Y qué es el hombre sin sus ideales? 


¿Quién pues, colocó los peldaños de este refugio? 


Quizá el hombre que vive dentro de mi alma bohemia, gitana. 

Que se preocupa por ganarle terreno a la esperanza. 

De concretar lo que en otros sueños se puede sentir con la punto de los dedos, 

pero no se logra alcanzar. 


Aquí, no hay un hoy. 

Y al alma, es lo que le hace falta.

Sentirse presente aquí

Con el sol sobre la cara 

O acostado bajo un cielo de soles lejanos. 

Cada uno protagonizando el manto oscuro de ayeres 

E infinitos mañanas. 


Correr del mañana, hacer un hogar en el hoy.

Y quizá llevarse un poco,

Poquito, 

Del hombre y sus ideales, a casa. 


Dicen, que la esperanza es lo último que muere 

Pero para vivir, hace falta construirle una casa.