jueves, 21 de septiembre de 2017

Eran rojas

Dar tres pasos hacia el vacio
Dar dos pasos hacia atrás
Parece que has calculado mal
Que los pasos debían ser más cortos
O haberse pensado con menos fe
Con menos ganas
Dar menos o más
Siempre ha sido algo que no se ha sabido calcular
No precisamente
No siempre

He caído de tres o cuatro cielos
Me he raspado las rodillas contra cuantas piedras me impidieron llegar directo hasta el infierno
Un camino minado por dos o tres vidas tranquilas
Sin jaloneos
Sin un sube y baja

Puesto en perspectiva
Los cielos no prometen más que una magnifica caída
De regreso al mundo que no promete más que enseñzas
Que no se vanagloria con ser hijo de deidades
Ni se empecina en correr a todo aquel que intente alumbrar los caminos
Que los camine de puntitas
Que los abraze como si fueran el mundo mismo

Puesto en perspectiva
Me he desperdiciado una eternidad en tres o cuatro cielos
Por apostarles más que a las dos o tres vidas tranquilas
Por empeñarme en construir sobre bases que se creen más que bases
Que se creen que la vida y los caminos son sencillitos
Como los lazos que he atado a mi cintura
Que no he podido entregarte
Que hoy me alegro no haber podido

He caído como aquella vez que caí y me sangré la nariz en segundo grado
Cuando creí que subirme a aquel nuevo pasamanos de color brillante era igual de sencillo que subirme al de madera
Que ya me había astillado antes
Y este, era de color brillante, hecho en acero
Libre de astillas
Y su textura se sentía tan suave y tan perfecta al tacto
Me enfoqué tanto en su color, en su textura, que no puse cuidado al hecho de que tenía el doble de altura
No hubo riesgos calculados hasta que mis manos sudadas se resbalaban apenas en la tercera o cuarta barra
Y entonces el piso se veía tan lejos
Estupefacta, no supe como cubrirme de la caída
No pude siquiera meter las manos
Estas seguían saboreando la suavidad de las barras brillantes
Aunque hayan tocado apenas tres o cuatro
Bastaban para no poner tanto cuidado a la caida
Y pienso ahora que en aquel momento
Nunca pensé realmente en la caída
No pasó siquiera por mi mente
Hasta que la sangre inundo mi olfato
Y ahora el olor a sangre ya no está
Lo caliente de ella tampoco inunda mi rostro
Y el dolor de la caída parece insignificante
Salvo para recordar las hermosas barras
Brillantes y sin astillas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario