jueves, 9 de marzo de 2023

La tregua.

 Hace mucho que no me acariciaba con tal delicadeza la melancolía. 
Que sus sueños no me enredaban
Y yo, haciendo lo imposible por recordar su voz por la mañana. 
Despertando envuelta entre sus ganas
Coercionada por la dulzura con la que se asoma por mis ventanas.
Prefiero dejarla entrar como el sol a la hora dorada
Que se ponga suave, lenta, como la tarde. 
Y me cuente sus pesares para hacerle guardia al insomnio que llega e invade.

Hace mucho que no me entraban estas ganas. 
Que no me sentía llena de esta paz al pasar de la noche hacia la mañana. 
Hace tanto que el insomnio no se traducía a palabras. 
Que era menos, mucho menos que una tiritante pantalla. 

Quisiera decir que me siento plena, 
Que quizá he llegado a la cúspide de lo que es ser mujer, amante, madre, hermana.
Pero sería mentirme por querer sacarle filo a esta confesión suave.
Lo cierto es que me he descubierto entera. 
Convencida que mi estado es, melancolía
Y que por fin he sacudido el deseo de ser un arcoíris entre cielos grises.
Qué he decorado mi cama de tonos grises
Que he hecho de mis uñas, baúles de polvo.
Rasgando los mantos cósmicos hasta llegar a la orilla de esta suave melancolía
Que me acaricia como si lo hubiera soñado 
Como si no hubiera silencio entre cada sonido
Verso entre cada suspiro.
Hace mucho que no había en mí una tregua.
Quisiera decir que me siento plena.


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