viernes, 2 de enero de 2015

La soledad desde mí.


Sufro de a poco... la idea de la soledad. 
La sufro desde que sentí su peso que no deja respirar, que asfixia como cuando vas nadando más y más profundo hasta que ya no se siente más que presión, y extrañamente tranquilidad. Es confuso. Es como si supieras que no queda más que nadar de regreso a la superficie, pero parece tan difícil... tan innecesario. Preferirías quedarte ahí en medio de toda esa tranquilidad agobiante, pero sabes que no puedes o más bien no debes si lo que quieres es sobrevivir. Sobrevivir se convierte en la necesidad, rebasa los limites del deseo o de lo ideal. Sobrevivir la soledad es lo que, creo,  nos vuelve seres sociales; lo que impide que nos aislemos y creamos que podemos sobrevivir solos. La soledad ha unido a los seres humanos desde tiempos remotos y nos sigue uniendo hasta el día de hoy. La soledad es la razón, la relaciones, el pretexto, el medio. Sufro, sufro saberme inmersa en la falsedad de lo que quiero. Me siento ajena a mi misma, me siento agobiada por la necesidad de no-estar sola. Ese sentir se multiplica cuando me encuentro irremediablemente abandonada por las relaciones que creí construir. Aquellas que me mantenían acompañada en ese sendero interminable de la soledad. Aquellas que desde mi sentir, eran como aliarse con ella, aliarse y así triunfar sobre ella. Me encuentro hartada de saberme derrotada, de saberla a ella siempre triunfante. Hoy estoy nadando más y más profundo, creyendo cada vez más que no es necesario nadar de regreso, que es necesario nadar contra ese instinto de supervivencia que tanto agobia al alma. 


*La soledad es un tema que nadie toca, del que nadie gusta hablar como una platica cotidiana y amena... me gustaría saber lo que alguien más cree de la soledad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario