jueves, 22 de junio de 2017

Credos

El enamoramiento; como he escuchado, se trata de un hecho fortuito, entre dos personas que se encuentran fortuitamente. He escuchado que se puede enamorar de cualquiera pues siempre se puede insistir en adular los mejore atributos, en ignorar los peores.
He escuchado que el mal de amores consume al hombre más sensato (hasta los huesos).
Que el amor jamás sale invicto y eso, a lo largo de la vida se hace vicio.
He puesto atención a la teoría del destino. De las almas gemelas, de los hilos que las unen, y sigo sin creer en el amor como un sistema, como un hecho que cuente con leyes. No creo que los orgasmos lleven un orden o una secuencia o que los besos cuenten con fecha de caducidad.
He escuchado a mis latidos agitarse por hombres a quienes el tiempo se ha comido.
He vivido el amor eterno de un solo día, y no por ello inferior a los que se cimientan y te urgen alimentarlos día tras día.
También es cierto que más de un par de veces he caído de rodillas ante el amor y sus lastimosos placeres.
He encontrado un par de veces a mi alma gemela, pues hoy en día somos más afines por el hecho de ser tantos en la misma distribución de espacio. Pudiese ser también que a los dioses ha dejado de importarles. Que hoy los hombres están tan llenos de ego que ante una alma gemela su individalidad se vería "violentada." Porque todos nos creemos únicos, todos somos especiales.
El enamoramiento desde mi experiencia es solo en medida de lo que se quiere que sea. Puedes sentirte violentado por la libertad de alguien, que termina ahí donde la tuya inicia. Puedes también morir a diario, consumirte entre la voracidad del fuego de sus almas ardiendo en unísono. Puedes también morir a diario, reconstruirte a diario.
He escuchado que mi voz pronuncia su nombre.
Que su voz susurra entre sueños el mío.
He escuchado cómo mis sueños se hacen más reales cuando se los cuento, que se hacen tangibles, que puedo darle sentido a cada uno.
He querido encontrarlo, en la forma en la que se ha hecho presente. Conduciendose a capricho sin la bendición de los dioses. Sin los hilos rojos atados a su muñeca.
El amor se manifiesta en su mirada, en su palabra.
Su palabra aniquilante, enmielada.

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