lunes, 3 de julio de 2023

En alguna ciudad

 Hubo un aire melancólico desde que abrí los ojos. 

Hoy, el cielo nos negó la dicha de sentir el sol hasta lo profundo de la piel

De que nos acariciara el rostro como fin y despedida.

De que bailara tu sudor sobre mi cuello 

Y que las risas se evaporaran con la gracia con la que llegaron 

Pero no, ¨they linger¨

Y no sé cómo podría hablar de una duna sin pensar en tu sol

De risas sin escuchar la tuya


Me quedo con la primera noche colgada cerquita del corazón

Y la segunda,

Y la tercera

Con vino blanco y tu voz

Y la cuarta 

Y la quinta

Hasta que hubo, por fin, que decir adios

Me quedo con el último buenas noches

El desayuno a las seis


Hay despedidas que se cuentan con los ojos cerrados

Que no se pueden volver a tocar

Hay otras, que se cuentan con un brillo especial

Que mueven desiertos enteros y los sitúa a la orilla de un río magistral


Hace falta sentarse a disfrutar de lo melancólico de un adiós. 

De la ardua satisfacción de saber que entre tanto, entre todo

Se tuvo la dicha de un hola

de un adios

Del eterno presente entre estos dos.

Con qué facilidad los días se hicieron nuestros.

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