martes, 30 de diciembre de 2014

Entre tanto pensarte, leerte, me entran tus besos por los ojos. Me salen por la boca y se transforman, te transforman. En todos, en cualquiera.  Y como bien lo sabes me da por tocarles exhaustivamente. Buscándote. Sin jamás encontrarte entre cuerpos demasiado blandos, demasiado efímeros. Otros demasiado eternos.  Tu cuerpo sin embargo es perfecto. Blando, entre lo verosímil y lo contrapuesto. Derrocha la firmeza que llevan a cualquiera a cuestionar su existencia. Y yo, quedo muerto, cogiendo entre mortales en la eterna búsqueda de ti. De la vida. De vivir.

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