lunes, 24 de octubre de 2016

Porque hay escasez de galletas.

Mi rostro está encendido,
acalorado de caer en cuenta de tantas realidades,
Cada una, única.

Resulta que el día no termina con la aurora del próximo que se asoma detrás, debajo del cielo estrellado.
Resulta, que al igual que éstas, los días no son más que letras,
que son un conjunto de hechos más o menos parecidos.
Con rasgos que hacen que quepan juntos, dentro de un mismo cajón.

Resulta que mi amor se ha resbalado dentro de cajones ya archivados,
que quiere hacerse caber dentro de estántes que le quedan muy cortos.
que se hace bolita para dirigirse hacia ese amor que fue catalogado como imposible.
Y es que es imposible.
El amor ha sido hecho a medida para caber dentro del molde de lo imposible.

Estoy segura, plenamente segura, que te he escuchado llorando.
He sentido tus lágrimas caer de entre tus enormes pestañas.
Tú también has estado archivando.
Tú también padeces la desgracia de tener que archivar sentimientos en cajones, que no le hacen justicia a su contenido.

Y por eso, escribo.
Te escribo.
A falta de otra manera de entregar mis sentimientos.
Ninguna manera me satisface, más que tejiendo palabras.
Desempolvandolas, dándoles un sentido que sacuda el peso de vivir su vida dentro de un cajón.

Y así mis palabras se dirigen hacia abismos y caen en peligro.
Pero cada que son leídas son rescatadas. 
Son puestas a salvo, dentro de un universo alterno.
Reproducidas distorcionadas.
Amorfas, y con suerte, desgastadas.
Con suerte lograrán borrar su código de barras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario