jueves, 1 de septiembre de 2016

Existir.

Había una caricatura que cuestionaba,
te hacía cuestionar la "realidad" en la que nos encontramos.
Entraba en el micro universo de los átomos que conforman el borrador de un lápiz.
Nuestra realidad es tan legítima y tan ilegítima como la realidad de un mosqiuto o de un olmo.

Imagina,
la guerra de nuestros globulos blancos,
luchando contra un virus invasor.
Maximiliano no pudo conquistar como lo hace un virus o un parásito.
Sin embargo, él es humano y forma parte del devenir humano.

¿Quien ha dicho que los seres humanos tenemos algo extraordinario?
¿Qué nos ha hecho creer que la tragedia humana se encuentra fuera del orden/caos natural del existir? ¿La consciencia es trágica o lo contrario?
¿Quien ha definido diferencias entre instinto y consciencia?

Vamos por la vida creando significados, dándole sentido a lo que vivimos.
Que si las estaciones, que si la luna.
Migramos para no morir de hambre,
para no morir de estrés.
La flora y la fauna también sufren de hambre,
también sufren de estrés.
Pero el hombre crea fronteras, limitantes, que impiden deslpazarse sin más.
El hombre, consciente de su tragedia prefiere ver sufrir a todos que claudicar; facilitar la sencilléz de la felicidad.
Que si no se gana la vida, ¿qué sentido tiene ésta?
Que si el sufrimiento no viniera, ¿qué goce daría la alegría?
Afirmaciones conformistas que muestran cuan cobarde es la humanidad.
Pensamos desde una sola realidad.

Ciegos y egoístas estamos destinados a la extincción.
Entonces no habrán ojos que lean nuestros sentimientos codificados a idiomas.
Serán sólo aullidos que se llevó el viento.
Que nadie logró recordar, por que nuestros escritos a la luna son tan trascendentes y desgarradores como el aullido de un lobo a la misma luna.
Sólo yo tendré el peso de la existencia, de su falta de essencia.
La existencia es lo que es para cada cuál.
Para el lobo romántico,
para el hombre errante,

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